Llevo años que toda película que veo cuyo guion tiene un giro es uno de estos 3 mensajes:
White people bad.
Rich people bad.
Men bad.
Antes de arrancar no quiero decir que esté en DESACUERDO con estas premisas dependiendo del tema que estemos tocando, con lo que estoy en desacuerdo es en lo absurdamente predecible que se ha vuelto el cine. El giro de tuerca en películas comerciales ha muerto, no digo que antes estos guiones fueran impredecibles, pero ahora son predecibles, arrogantes y proteccionistas.
La mejor etiqueta que define a estas películas por definición es woke, porque la trama busca desesperadamente de dibujar un despertar de los personajes a la realidad que han estado viviendo, una realidad injusta que había sido contada con mentiras desde el principio o una máscara a la oscuridad.
Posiblemente estoy sobresaturado porque las últimas 4 cosas que he visto,
Glass Onion.
White Lotus.
Sea Beast.
The Menu.
son obras que su premisa es exactamente que los ricos son unos hijos de puta. Tanto The Menu como Sea beast me parecieron peliculones, pero no voy a negar que todas estas parecen frenarse por completo para darnos una lección moral y se está volviendo la norma. Cuando piensas usando los principios actuales de Hollywood es obvio que Chris Evans es el malo en Knives Out, que Edward Norton es el malo de Glass Onion, que los reyes de Sea Beast están ocultando algo, y así vamos.
Hay una razón por la que ya no voy a misa y es que no quiero que me toque el sacerdote que alguien me ande diciendo cómo vivir mi vida, y esa es la razón que todas estas dosis de moralina barata me dan pereza. Esta moralina hay veces que se va de las manos y los escritores lo que hacen es usar el espacio para cagarse en todo y empujar a la sociedad a cambiar con personajes resentidos que a nadie le cae bien; siendo la última víctima Velma de Scooby Doo.
Se viene un hot take: este cine es en última medida un síntoma de una sociedad auténticamente racista porque la idea de despertar y darte cuenta que los billonarios joden gente o que los hombres son capaces de oprimir a las mujeres es en sí mismo un privilegio. Muchas de estas obras están obviamente hechas por gente blanca, porque desde la perspectiva de una minoría oprimida no hay nada de lo que despertar porque así es la vida.
Viendo Promising Young Woman y luego de ver a Bo Burham por 2 minutos en pantalla dije en voz alta “este bicho es malo” porque sino no habría sentido para la existencia de ese personaje. No hay problema que Promising Young Woman haga eso porque de eso va la película, y tal vez sé lo mínimo de guion como para descifrar cosas en una película antes que ocurran porque entiendo mejor el medio que alguien que no le haya dedicado el mismo tiempo que yo. Mi problema es que ahora esta misma realización existe en todos lados y es como que no puedo ir al cine sin que todo tenga la misma reflexión superficial del mundo en el que vivimos, y yo en mi tiempo veía Scooby Doo porque el perro hablaba no para recibir clases en derechos humanos.
Es por esto que uno de mis directores favoritos actualmente es Jordan Peele. Su perspectiva no es woke, Jordan nunca ha tenido que despertar de nada sino que nos presenta la realidad que él ha vivido a través de su cine. Sus cinematografía nunca muestra la sociedad idílica para luego en plan Scooby Doo quitarle la máscara. Jordan nos da una lección de historia y sociología con su take sobre white liberals en Get Out y su take en inequality en Us, pero para mí su magnus opus hasta ahora es Nope.
Toda la metáfora de Nope es sobre dominar lo salvaje y explotarlo, tal como hace la television moderna. La idea de incitar a depredadores salvaje y salir herido es un tema que también exploran otras pelis como Nightcrawler o Zodiac. El personaje de Steven Yeun es un child actor que alcanzó la fama gracias a una tragedia y es su sadismo barato el que lo lleva a su muerte. Es el warning call de la peli. Esta idea también la verbaliza el personaje del DOP, un tipo obsesionado con retratar algo auténtico, al decirle a Keke Palmer que la fama que busca es un lugar horrible. El core de la película también gira alrededor de conseguir un "momento Oprah", el peligro de buscar hacerse famoso cueste lo que cueste incluso si implica la muerte a manos de depredadores salvajes.
Sin embargo, el mensaje de Peele es optimista. Son los personajes hijos de hombres borrados de la historia del entretenimiento los que son capaces de reflejar la realidad y fotografiar al monstruo por lo que es, tal como él es capaz de hablar de justicia social y sufrimiento. El personaje de Kaluuya no muere y su nombre es olvidado como su tatara-tatarabuelo sino que es el héroe vaquero que salva el día cabalgando su corcel con un cierre de orquesta spaghetti western.
Peele no se voltea a la cámara y le dice al espectador que la sociedad le mintió porque él sabe que hay que ser un maldito subnormal para no darte cuenta que hay cosas fundamentalmente rotas que tenemos que trabajar todos juntos. ¿Qué vida has tenido que tu despertar viene de una secuela de Netflix? Lo siento, pero entonces no has vivido.
En última medida Rian Johnson dice odiar a esos rich white cunts que tanto castiga en sus guiones pero ¿por qué hacerle caso si él es exactamente uno de ellos? Hay que darle paso a nuevas perspectivas, perspectivas que no estén despertando de un sueño sino las que hayan vivido la pesadilla.