Ayer le dispararon en el cuello a Charlie Kirk en medio de un debate y lo mataron. Hay mucha gente diciendo que esto va a ser un antes y un después en América, yo personalmente creo que ya desde hace meses estamos en el después.
El año pasado un carajo con un rifle intentó matar al presidente de estados unidos, más tarde luego mataron a 2 funcionarios en Minessota y esto va a seguir ocurriendo encima de todas las demás atrocidades a la que los demás estamos acostumbrados como arrollamientos, tiroteos en las escuelas, francotiradores en conciertos y asesinos en serie.
Hace ya unos 10 años leí Columbine y algo que me quedó claro es que los dos chamos que cometieron semejante masacre eran en papel personas que no les había ocurrido nada extraordinario para siquiera articular un porqué a lo que hicieron. Nadie les había hecho bullying, la escuela era cool, uno de ellos hasta tenía novia y le pidió que le comprara unas cuantas armas. Simplemente tenían un odio muy grande a sus propias vidas, ira no canalizada y desprecio por la humanidad. Querían un final dramático y escogieron el plano social en el que habitaban: la escuela.
Yo no soy psicólogo y esta gente claramente está loca. El asesino de Kirk estará loco. No será un liberal vestido para el female gaze con un tote bag que de vez en cuando va al cine a ver una película que estrenaron hace 30 años. Este carajo es el equivalente a un school shooter moderno, pero su escuela son las comunidades digitales.
No paro de hablar acerca de los efectos del doomscrooling y cómo nos está convirtiendo en psicópatas. La gente ya no pelea en un bar, en el trabajo o en la plaza, pelean sin parar en Internet. Antes el bar cerraba, se hacía de noche, tenías cambio de turno. Ahora puedes vivir en el Valhalla de los subnormales peleando sobre conspiraciones hasta el punto que lo que tienes en la cabeza es un simulacra de lo que alguna vez fue una ideología política. A día de hoy cuando entro a Twitter no puedo ni usarlo por más de 15 minutos sin literalmente llenarme de ansiedad. Es una caja de negra de desinformación y odio.
Ojo, si tu twitter no es así y son puros papers del MIT, gente recitando poesía y bebiendo cava, te felicito y me sabe a bola. Sigue leyendo.
Cuando ocurrió Columbine fue el inicio de lo que se convertiría una epidemia. Hasta el día de hoy han ocurrido más de 500 tiroteos en escuelas y universidades. En general USA tiene 30% de los tiroteos públicos aunque tiene 5% de la población mundial. Muchos dirán ¿pero, Cristian, en Venezuela hay muchos más homicidios? Si bien cualquier asesinato es definitivamente not good, no es lo mismo bajarse a un policía robando un banco o traficando droga que un día despertar y llegar a tu escuela con un rifle. Es distinto porque no existe una causa lógica con la que efectivamente prevenir que estas cosas ocurran si no estás dispuesto a atacar la causa. No se puede operar una escuela sin miedo o con sentido común si tienes que estar preparado para que en algún momento llegue un goblin con un AR-15.
Estos eventos activan a otros psicópatas y les dan no solo la idea sino la ambición de querer estar ahí. Hay cierto debate que cuando los medios comenzaron a cubrir a los asesinos en serie hubo un pico masivo de asesinos en serie. El debate es porque también se acompañó ese pico con mucha más inversión en investigación y el nacimiento de la psicología forense. La realidad seguramente está en algún lado en el medio. En el momento que las noticias de asesinos siendo depravados con victimas aleatorías se popularizó, muchos desquiciados dijeron “este jueves lo tengo libre”.
Como dice Girard:
“El hombre es el ser que no sabe lo que desear y se vuelve hacia los otros para decidir. Deseamos lo que los otros desean porque imitamos sus deseos.”
Cuando ocurrió Columbine, muchos adolescentes atrapados en una crisis mental, dentro de un sistema educativo que no les permitía imaginar la vida más allá del final de la secundaria y con acceso a armas de gran poder letal, empezaron a decidir que compartirían el mismo destino de Eric y Dylan. Como dije antes, esos espacios ya no son lo mismo. Los jóvenes y adultos no habitamos espacios físicos sino en su mayoría digitales. Cualquiera te dirá que los chamos en las escuelas se la pasan en el teléfono, jugando y con la cara pegada a una pantalla. La expresión digital se ha vuelto más importante que la material porque tiene más potencial. Es imposible conseguir cien mil jalabolas en la universidad pero es posible en Internet.
La gran parte de comunicación con tus amigos es a través de imágenes y mensajes administrados por corporaciones de social media. La mayoría de las noticias que ves son administradas por un algoritmo del que no tienes control. Existen personas dispuestas a hacerte arrechar que nunca vas a ver en persona o siquiera sabrás su nombre real. Las nuevas escuelas que producían asesinos que las aterrorizaban son las comunidades de internet, servidores de Discord, canales de Youtube, grupos de Facebook y demás espacios virtuales. Eric y Dylan aterrorizaron un pueblo pero necesitaron matar a decenas de niños y estar armados hasta el culo, el carajo que ayer mató a Charlie Kirk aterrorizó a cientos de millones de personas con un solo disparo.
La tragedia es que la muerte de Kirk no cambiará nada, salvo dar más trabajo a las compañías de seguridad personal. Esto es porque las políticas que él defendía lo condujeron a este final. Lo mató un desequilibrado que, en vez de acceso a una comunidad inclusiva y a herramientas de salud mental, tuvo acceso a un rifle y la munición suficiente para destrozarle el cuello a 180 metros enfrente de su esposa e hijos.
Esta gente se inventará una película, mandarán sus oraciones y bendiciones pero no van a cambiar nada porque lo que ocurrió ayer es el fruto de su trabajo. Kirk tenía una audiencia de millones de personas, era un provocador y un propagandista. De esos millones muchos lo veían porque él representaba ese carajo que “sabe defender sus ideas”. Claramente las defendía frente a una cuerda de pajúos en universidad donde podía sacar clips humillando a gente con el cerebro poco desarrollado. Era un malote que decía cosas como que no creía en la empatía.
Afortunadamente mis principios sí me permiten tener empatía. Es gracias a mi empatía que puedo entender que lo que le ocurrió a la familia de Kirk no se lo merecían por más psicópata que fuera él. Si a tu audiencia de enfermos mentales le dices que no sentir empatía está bien, estás haciendo del mundo un lugar peor. Y parte de esos millones que lo escuchaban, había una gran parte que lo hacía porque lo odían, para indignarse y justificar sus sentimientos. No solo le dice a sus jalabolas que no tengan empatía, se lo dice a sus haters.
La empatía es buena. La empatía fue la que me hizo traerme a mi abuela a España, empatía es la que hace que ayude a mi hermana a pagar su universidad, empatía es lo que me hace escribir cada semana, la empatía me hace mandarle memes a mis amigos. No hay alternativa. La alternativa es esperar que el mundo se rinda frente a mi egóismo y cada relación que yo tenga necesite ser una jerarquía de poder. El inevitable resultado de ese viaje puede ser resentimiento y rabia al punto que la única opción sea irme causando el dolor más inimaginable posible como el gordo picao’ que bate la puerta del salón porque le agarraron una teta. ¿Te vas a picar, gordo? Es solo una teta.
Tener empatía es una fortaleza porque una de las cosas que aprender a lidiar es que no puedes ayudar a todo el mundo. Una persona que de verdad es capaz de ponerse en los zapatos de varios es capaz también de ponerse en los suyos y decir que no cuando haga falta. La empatía tiene que venir acompañada con responsabilidad para ser efectiva.
Lo triste es que esa alternativa ya la tenemos, así es el mundo. Vivimos en la fina corteza de una bola de piedra derretiva que gira alrededor de una explosión en el espacio. Es como dice Herzog en Burden of Dreams quejándose de la selva.
Es que la naturaleza aquí es vil y baja. No vería nada erótico aquí. Vería fornicación, asfixia, sofocamiento, lucha por la supervivencia, crecimiento y simple descomposición. Por supuesto, hay mucha miseria. Pero es la misma miseria que nos rodea. Los árboles aquí están en la miseria, y los pájaros están en la miseria. No creo que canten. Solo chillan de dolor.
Claramente Charlie Kirk no va a ser la última tragedia de Estados Unidos pero es importante recordar que no fue la primera. Van a haber más asesinatos de políticos, de influencers, de streamers y todo en tiempo real y en alta definición para el que quiera un shot de adrenalina mientras trabaja en sus hojas de excel.
Una Bulla
Gracias por el apoyo a: Andrea, Ciro, Carlos, Cesar, Daniel, Daniel P, Elena, Elias, Gabo, Guillermo, Hugo, Isni, Jose, Jose Javier, Juan, Lino, Luismi, Malbanyat, Melecio, Nacho, Paolo, Ricardo, Shirley, Athenea, Ina y Moi.
Si quieres salir en esta lista, puedes apoyarme monetariamente en Patreon o hacer upgrade de tu suscripción en Substack. El dinero lo utilizo para comprar pão de queijo, juegos de Steam y creatina.



Desde hace rato estamos en el después. El miedo es lo que va a seguir pasando. ¿Existirá un después después del después?