La comedia se está convirtiendo en pornografía
Mientras más cuestionable e incorrecto, más caro es.
Como buen carajo de 36 años, yo escucho varios podcasts, voy a uno que otro show y veo especiales de comedia. Siempre lo he hecho. La comedia me ha acompañado toda mi vida y nunca he dejado de disfrutarla. En los últimos años algo cambió en cómo es comercializada.
Hace unos meses escribí este post.
Las redes sociales son profundamente conservadoras, posiblemente son las instituciones más conservadoras de la historia de la humanidad porque legislan y regulan en tiempo real cualquier contenido que procesan. Ni la iglesia católica ha tenido este nivel de poder sobre tanta gente. Es tanta la hipocresía que si alguien quiere monetizar su sexualidad, que ya le genera billones de dólares a estas empresas, tienen que postear en una aplicación distinta y es prohibido promocionarlas al nivel que no pueden decir porn y dicen corn 🌽.
— Yo, hace unos meses.
Esto no es lo preocupante, la comedia siempre ha tenido que acomodarse al espacio donde existe. Hay cómicos que se acomodan mejor que otros, está Seinfeld que sus rutinas son famosas por no decir groserías o gente como Ricky Gervais que si le toca presentarse en TV puede ser igual de encantador y chistoso como en sus especiales donde dice cunt cada 3 palabras. Otros no, justificadamente les da ladilla ese parte tan artificial del trabajo. No todo el mundo puede ser Kevin Hart, la monedita de oro de la comedia americana.
Mi problema actual es que la parte liberal y provocativa de la comedia se esconde detrás de un paywall, tal como ocurre con la pornografía y las modelos / sex workers de Instagram. No es que quiero ver culos, tetas y chistes homofóbicos de gratis (sería genial, tho) y entiendo la motivación que hay en la pornografía, así como también entiendo la artificialidad que tiene por consecuencia. La pornografía hoy en día es casi una parodia de sí misma, sin emociones, situaciones ridículas, expectativas irreales, repetitiva, también es una forma de explotación a la mujer y a la soledad del hombre. En el Paquete semanal brevemente comenté que hay modelos en OnlyFans que te cobran por darle una puntuación a tu cabeza e’ ponqué y siempre te ponen que si 11/10. ¿Hasta qué punto hemos mercantilizado todo?
Todo lo referente a la pornografía es un tema más delicado con muchas más variables y mucho más abuso, pero sí creo que el mundo de la comedia está un poco en este trend de “si pagas $5 al mes me puedes escuchar diciendo la n-palabra” o “tenemos este show privado que es donde hacemos los chistes de maricos”. ¿Por qué tengo que pagar por eso?
No es que te cobran por darte más, te cobran por lo cuestionable y lo que muchos pueden considerar incorrecto, que en alguna medida es donde está el propósito de la comedia, en cuestionar. Es una forma de pornografía del humor que no creo que aporta nada. Youtube está lleno de chistes deleted from my special, chistes un poco más gordopasao’ que Netflix no quiso poner. El último de Tom Segura tiene unos cuantos de los que me pude reír cuando vino a presentarse en Barcelona.
Andrew Schulz hizo un especial buenísimo que según él Netflix quería editar fuertemente. Como buen hombre de principios que es, decidió mandarlos a lavar ese culo y subirlo él en una plataforma PPV. Yo lo renté y me dolieron las costillas de reírme. Meses después, lo subió a Youtube gratis patrocinado por una empresa de apuestas. Lo voy a poner de la manera más sencilla y gráfica posible:
La línea editorial de Netflix es otro problema, puede ser cuestionable y performativa, pero si tú puedes subir tu especial en Youtube y lo ven 17 millones de personas, lo más seguro es que tampoco es que no estás moviendo la Overton Window. El especial de Andrew no era para incendiar a nadie, el chiste de Tom era tangencial al COVID y capaz en las oficinas de Netflix no quieren pagar millones de dólares para meterse en peos de los que están más que hartos.
Para justificar cobrar un premium por algo hay que generar una oferta y una demanda. En este caso, en el lado gratuito estará la escasez artificial de irreverencia y en el lado premium un excedente.
La pregunta es si esta irreverencia tiene un precio. Definitivamente puede tener un costo porque si te toca ser el main protagonist del día en Twitter por ver porno como le pasó a Matty Healy te van a arrastrar por el concreto (ex novio de Taylor Swift). Les recomiendo escuchen el clip porque es un buen ejemplo de las razones por las que al final no provoca hacer un coño. Son 3 pendejos hablando de ver porno en un Apple Watch haciendo comentarios que yo honestamente encontré hilarantes y por alguna razón durante varios días esto tuvo alcance MUNDIAL.
What in the ever loving fuck. This man is vile. This is not him playing a character as his defenders like to claim. It is not satire. He gets off on racial hate porn and like all shitty white men, he hides behind edge lord humor/commentary to pull a reverse uno that doesn’t work.
— @guywithabunchofumbers en los comentarios.
Obviamente Matty es peor que Hitler.
¿Es una ladilla? Sí, pero a día de hoy yo dudaría de la efectividad de la cultura de la cancelación como para que haga falta poner cosas detrás de un paywall. No existe una sola persona en el mundo que dejó de escuchar a The 1975 o TAFS por ese episodio, lo sé porque no debe estar ni en el top 100 de cosas edgy que se han dicho en Cum Town. Lo sé porque he escuchado las top 100 peores. Al día de hoy solo te puede cancelar tu audiencia, que son los únicos en los que te debes preocupar de complacer.
Si el modelo es éste, y lo que valora es lo prohibido y lo irreverente, se buscará ser más lacra porque esa es la propuesta de negocio. Al final, no estorbará a nadie, se esconderá en ese espacio privado y en el lujo, y tal como ha pasado con el sexo, se deforma hasta perder valor.
Tal vez la respuesta es que nada de esto debería ser gratis para empezar. Estamos acostumbrados a que pagamos 10 dólares al mes y tenemos todo el catálogo musical de la humanidad, todas las series hechas en la historia de un estudio de televisión, toda la filmografía de un director. Pero que el episodio gratis es el que no tiene groserías y el pago es el que sí nos trata como adultos me parece una regresión. Un poco como esta alegría que parece burbujear en Twitter cuando se anuncia que una película tiene un rating R. Yo personalmente apoyo económicamente varios podcasts que escucho, voy a shows de comedia en los que pago mi entrada y lo hago porque me divierte, porque siento que lo que me ofrecen vale algo. No es que no quiero pagar, es que quiero pagar por las razones adecuadas.
Que un chiste tenga palabrotas, sea provocador o incendiario no lo hace más caro o exclusivo, sí es una responsabilidad más grande para el autor que tiene que cargar con las consecuencias de sus acciones, pero ese es el punto de transcender como artista y que te escuchen. No es más que enriquecerse sobre la censura, y cualquier actividad que se beneficie de una posición conservadora y autoritaria es inescapablemente conservadora. Lo verdaderamente punk sería cambiar el sistema, incomodar y abrir espacios.
Incluso si no somos generosos en el argumento, y consideramos que al final pagar por humor negro (o simplemente abuso como sus detractores lo llaman) es mercantilizar apatía, odio, misoginia e intolerancia, sigue siendo dañino para la sociedad separar el discurso y venderlo por privado igual que lo es vender porno. La base de esta transacción a veces no es reírse más duro sino camaradería y una relación parasocial como la que muchos hombres tienen con modelos de OF que pretenden ser sus novias y con diversas microtransacciones les venden intimidad.
El último punto que voy a decir es una reflexión sobre los comediantes y está inspirado en la carta que le escribió Sinead O’Connor a Miley Cyrus. Hay cierto peligro en devaluarnos solo para satisfacer a personas que están buscando oscuridad. Ese riesgo bien puede que te haga millonario, pero para la mayoría el precio a pagar va a ser su reputación, su carrera o su vitalidad al verse reducidos a chistes que no se pueden decir en público. La explotación de lo políticamente incorrecto como una máxima profesional para la siguiente generación es peligroso y puede que terminemos con gente cultivando más odio que risas. Más que comediantes, tendremos auténticos payasos como los que hoy en día se ponen pelucas en Instagram.
Quiero recalcar que no busco en lo absoluto censurar a nadie. Todo lo contrario. Este post de 10k palabras es para decirles que por favor echen sus chistes de mierda así les estén pagando o no. Este trend de contenido premium no es solo que hay un episodio más a la semana, no es que hay un formato diferente, no es que tiene más chistes, se siente más bien que si pagas te muestro el culo.
Una Bulla
Gracias por el apoyo a: Daniel, Ricardo, Paolo, Jose, Elias, Carlos, Elena, Rodrigo, Guillermo, Malbanyat y Luí.
lqm. 🙏
Genial, como siempre, pero hoy no se por qué, me pareció más "premium" ;)