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Yo besaría a Diosdado como jamás nadie lo ha besado. Un beso melancólico y aterrador que lo sumiría en un laberinto de añoranza y pesadillas. Me suicidaría en el Helicoide, para que Diosdado aprenda lo que se siente migrar.

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Cada vez que leo esto me cago de la risa.

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Gracias. Ojalá algún día alguien bese a Diosdado como se lo merece.

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Bésame y suicídate (Zapato 3, 1991)

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Que bolas todo eso que vendía Mcdonalds, no tenia idea. LFG cristian estrimerrr

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