En el año 2013 fui a trabajar como ayudante de producción en un cortometraje a Murcia y por motivos del destino tuve que cargar montañas de libros -miles, de hecho- porque uno de los personajes era un warlord africano que se rodeaba de ellos para parecer imponente e inteligente, tenía el poder del KNOWLEDGE. Y me jodí la espalda.
Me dolía qué jode y nunca dejó de doler. Fue tanto así que decidí entrenar en una prisión en un hueco profundo de un país asiático ficticio hasta que pude salir escalando. Ah, no. Ese fue Batman.
Qué bolas que un plot point de esa película es que lo guindan de una cuerda para sonarle la espalda. Por dios, qué estupidez.
Antes de ir a la solución, voy a ir a la moraleja: seguramente es mucho mejor hacer muchas cosas fáciles que un gran reto inalcanzable.
Mi amigo Carlos me dijo que él se arregló la espalda nadando, y me dije “yo sé nadar”. Así que me di de baja en mi gimnasio, me di de alta en una piscina y me compré un traje de baño y un gorro (aún tenía algo de cabello). Fui y nadé. No sé si lo saben, pero una vaina es flotar y otra es nadar competitivamente. Llegué a mi casa hecho mierda, no podía con mi cuerpo y el nivel de agotamiento era horrible. Intenté un par de semanas más y nunca me sentí mejor bajo ninguna métrica posible. La piscina quedaba más lejos, era más caro, terminaba yendo a dormir oliendo a cloro y al final del día sentía un rechazo horrible a nadar.
Estoy seguro que hay personalidades que deciden tomar el camino difícil y encuentran paz en el sacrificio y el dolor. Auténticos católicos, yo no.
Seguí con mi espalda jodida por muchos más años hasta que un día ocurrió esto:
Maté al boss final de Dark Souls 3.
Es difícil explorar cómo mi cerebro fue recableado luego de conseguir matar a este grandísimo hijo de puta. Para terminar uno de estos juegos no basta con llegarse al infierno de turno que diseñaron. No hay una sola cosa que tienes que hacer para terminar uno de estos juegos.
Conocer el mapa.
Gastar bien tus almas.
Conseguir armas que te gusten.
Mejorar esas armas.
Aprenderte los patrones de los enemigos.
No rendirte (importante).
La solución a mi problema no era una solución, eran varias soluciones. Era un plan. Y desde que terminé ese juego, cada problema que me ha tocado resolver no tiene una solución, tiene varias. Incluyendo mi espalda.
En lugar de meterme en una piscina cual elSireno69 y pagar una penitencia decidí hacer múltiples cambios bastante sencillos. El yoga era un pajazo, los suplementos no eran caros, el standing desk es bonito y fácil de armar, salir a caminar mientras leo mi correo o pienso en el trabajo lo aprendí a disfrutar muchísimo y me ayudó a conocer podcasts nuevos y escuchar audiolibros.
Sé que mis amigos se estresan cuando cada vez que me piden ayuda saco una lista de mercado de cosas que se me ocurren, y tal vez esto no es para todo el mundo. Pero en mi experiencia cuando me he guindado de una cuerda para arreglarme la espalda no terminé salvando a Ciudad Gótica.
En deportes competitivos existe el concepto de win more que son estrategias que solo pueden ser aplicadas en condiciones donde ya tienes una ventaja significativa, tipo hacer un escorpión siendo portero para hervirle la sangre al contrincante.
Hay muchos win more que son menos obvios, tipo cuando vemos a Ronaldo en una cámara de nitrógeno.
Obviamente Ronaldo no es de los mejores de la historia porque duerme en un frigorífico, y a primera vista nos puede parecer estúpido. Tenemos el sesgo de descartar esfuerzos multi-variables y buscar soluciones unidimensionales. Nos guste o no, esto es parte del plan de Ronaldo. Tal vez es la parte más estúpida de su plan o lo hace porque es accionista en una charcutería o alguna mierda así. Pero si Ronaldo FALLA metiéndose en una nevera a pasar frío, no va a dejar de ser una maldita máquina, pero el día que yo fallé de ir a la piscina me jodí por 5 años más. Perdí la guerra porque solo estaba peleando una batalla.
Sin embargo, peleando con el Lord of Cinder me aprendí todos sus movimientos pero no todos como para no tener que jugar perfecto, aguanté sus coñazos porque invertí en vitality, reduje el tiempo que duraba la batalla porque tenía un maldito machete gigante (literalmente) que le quitaba bastante vida cuando lograba conectar y lo más importante es que nunca me rendí. Él me podía matar mil veces, pero yo solo lo tenía que matar una vez.
Dije que la moraleja de este post era que seguramente es mucho mejor hacer muchas cosas fáciles que un gran reto inalcanzable, pero creo que más bien la morajela se puede resumir en que no te guindes de una cuerda.
Si hay algo que de verdad te está generando ansiedad o reduciendo tu calidad de vida, no debe tener una solución directa y única. Por más que no lo creas, no eres TAN estúpido. Cuando nos frustramos nuestro cerebro reduce nuestra perspectiva porque en el pasado nos servía para escapar de depredadores porque lo único que piensas es corre.
Hoy no me duele la espalda. Algún día dolerá de nuevo, but not today.